Aunque ambas comparten muchos beneficios, el mindfulness destaca por su enfoque científico y neutral, alejándose de los contextos espirituales para priorizar la atención plena en el aquí y ahora
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La meditación es una práctica mental que se centra en enfocar la atención y suprimir el flujo de pensamientos dispersos, lo que permite alcanzar un estado de calma y claridad. Según el sitio web de Mayo Clinic, su propósito original era ayudar a profundizar la comprensión de lo sagrado y de las fuerzas místicas de la vida.
Sin embargo, en la actualidad, la meditación se utiliza con mayor frecuencia como una herramienta para la relajación y la reducción del estrés, adoptándose en diversas tradiciones espirituales.
En el contexto de la salud mental y el bienestar, la meditación ha ganado popularidad debido a sus numerosos beneficios. Estas prácticas han demostrado ser efectivas en la reducción del estrés, la mejora de la concentración y el aumento de la autoconciencia. A través de técnicas que pueden incluir la respiración consciente, la visualización o la repetición de mantras, la meditación invita a los practicantes a conectar con el momento presente, cultivando una mayor paz interior y promoviendo un estado de bienestar general.
Hoy en día, existen diversas técnicas de meditación, entre las cuales destaca el mindfulness, que ha cobrado gran popularidad en años recientes. Sin embargo, es fundamental entender que esta técnica y la meditación no son sinónimos; aunque a menudo se confunden, sus significados y enfoques son diferentes.
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¿Qué es el mindfulness?
Según el Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP), el mindfulness, también conocido como Atención Plena o Conciencia Plena, no es una práctica nueva, sino una técnica ancestral que se originó en las tradiciones budistas hace más de dos mil 500 años. Históricamente, ha estado relacionada con la espiritualidad y la meditación practicada por los monjes budistas. Con el tiempo, esta disciplina ha sido adaptada a la cultura occidental, integrándose en diversas áreas del bienestar y la psicología.
A diferencia de la meditación con un enfoque espiritual o religioso, el mindfulness no está ligado a ninguna creencia en particular. Su propósito es mejorar la calidad de vida de las personas mediante una práctica basada en la evidencia científica, sin involucrarse en aspectos filosóficos o doctrinas religiosas. La esencia del mindfulness radica en dirigir la atención al momento presente, aceptándolo tal como es, sin juicios ni intentos de modificarlo. En otras palabras, implica ser plenamente conscientes de lo que ocurre en nuestro interior y en nuestro entorno, alejándonos del ruido mental y las distracciones.
Para alcanzar este estado de atención plena, existen diversas técnicas como el yoga, la meditación, la respiración consciente y el escaneo corporal. Es importante destacar que la meditación es solo uno de los múltiples caminos que pueden conducir al mindfulness, pero no son sinónimos. Como señala el IEPP, el mindfulness es un estado de conciencia que se puede desarrollar a través de la meditación, independientemente de la religión o creencias personales de quien lo practique.
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¿Cuáles son los beneficios del Mindfulness?
Diversos estudios científicos han demostrado los efectos positivos del mindfulness en el cerebro y el bienestar emocional. La investigación Stress reduction correlates with structural changes in the amygdala (Hölzel BK, et al., 2009) reveló que, tras ocho semanas de meditación mindfulness, los participantes del estudio experimentaron una reducción en el núcleo basolateral derecho de la amígdala, una región cerebral vinculada a la ira y el estrés. Esta disminución estructural se asoció con una menor percepción del estrés, lo que sugiere que la práctica del mindfulness tiene un impacto directo en la regulación emocional.
Según un artículo de Soledad Calle, directora del Máster en Mindfulness del IL3-UB en la Universitat de Barcelona, esta práctica también aumenta la actividad en la corteza prefrontal, particularmente en la corteza cingulada anterior, una región del cerebro conectada con la empatía y la toma de decisiones. Como resultado, los participantes mostraron mayor estabilidad emocional y menor reactividad, es decir, una respuesta emocional menos impulsiva ante diversas situaciones.
En 2004, estos hallazgos fueron replicados en un estudio con estudiantes de medicina (Jain, Shapiro, Swanick, Bell, & Schwartz, 2004), confirmando que el mindfulness ofrece beneficios significativos para profesionales de la salud. Entre sus principales efectos, se destacan:
- Mayor concentración y claridad mental
- Mejor toma de decisiones
- Aumento de la empatía hacia los pacientes
- Mayor conexión y presencia en la interacción con colegas y pacientes
- Mayor capacidad para manejar el estrés asociado a la profesión
- Fomento de la resiliencia y prevención del burnout profesional
Estos estudios postulan que el mindfulness no sólo es una herramienta poderosa para la regulación emocional, sino que también optimiza el desempeño profesional y la calidad de vida de quienes lo practican.