Presume Alfaro máster en fútbol, tras dejar a Jalisco sumido en la violencia

Mientras Enrique Alfaro Ramírez presume su vida de lujo en España, los jaliscienses siguen buscando a sus desaparecidos, y el exgobernador continúa sin rendir cuentas por la violencia y las tragedias que marcó su sexenio en Jalisco.

Enrique Alfaro Ramírez, exgobernador de Jalisco, sigue siendo una figura polémica, no solo por su gestión al frente del estado, sino por el legado de violencia que dejó tras su mandato. En su sexenio, que abarcó de 2018 a 2024, Jalisco vivió uno de los períodos más oscuros en cuanto a inseguridad y desapariciones forzadas, mientras que el mandatario de entonces desmentía una realidad que hoy sigue vigente en la vida de miles de jaliscienses.

Uno de los casos más impactantes de esa era es el del Rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, un centro de entrenamiento del crimen organizado que operó bajo la indiferencia y la omisión de las autoridades estatales durante la administración de Alfaro. Mientras las vidas de miles de jóvenes eran reclamadas por el crimen organizado, el exgobernador negó en público el grave problema de violencia que se cernía sobre la entidad.

Hoy, mientras miles de familias siguen luchando por encontrar a sus seres queridos desaparecidos, Alfaro se encuentra en España, lejos de las víctimas que todavía esperan respuestas. Su vida, alejada de la política, ha sido compartida en redes sociales, donde presume su nuevo camino: el fútbol. En su cuenta de Facebook, el exgobernador celebra haber concluido el Máster en Dirección de Fútbol en la Universidad del Real Madrid, agradeciendo a su nueva pareja y a sus hijas por acompañarlo en su nueva aventura. Además, destaca que dentro de dos meses terminará su curso como entrenador, tras más de dos años de estudios en la ATFA.

En sus publicaciones, Alfaro parece dejar atrás los años de su gobierno y los escándalos que marcaron su administración, centrando su atención en los lujos que disfruta en Europa y la posibilidad de reescribir su historia profesional. Mientras tanto, las víctimas de su gestión siguen buscando justicia, y el recuerdo de un gobierno que cerró los ojos ante la creciente violencia permanece en la memoria colectiva de Jalisco.

Enrique Alfaro Ramírez, exgobernador de Jalisco (2018-2024), reapareció esta semana en redes sociales para presumir que concluyó un máster en Dirección de Fútbol en la Universidad del Real Madrid, en España. La noticia contrasta con la situación que persiste en su estado natal, donde miles Teuchitláns aún buscan a sus seres queridos desaparecidos, muchos de ellos durante su administración, caracterizada por un discurso negacionista frente a la violencia y la expansión del crimen organizado.

Alfaro publicó en su cuenta de Facebook que, desde hace tres años, decidió dejar la política para dedicarse a su otra pasión: el fútbol. En su mensaje, acompañó fotografías desde el estadio Santiago Bernabéu, junto a su actual pareja, celebrando su graduación.

“Hoy he dado un paso muy importante para mí en este nuevo camino. He terminado el Máster en Dirección de Fútbol en la Universidad del Club más importante del mundo: el Real Madrid C.F. (después de Chivas, claro)”, escribió Alfaro, agradeciendo a su nueva pareja y a sus hijas por acompañarlo en esta “aventura”. También anunció que en dos meses concluirá el curso de entrenador que cursa desde hace más de dos años y medio en la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino (ATFA).

Durante su mandato como gobernador, Alfaro sostuvo de manera reiterada que Jalisco no era un estado en guerra, a pesar de los múltiples indicios y denuncias que desmentían su discurso. Uno de los ejemplos más graves fue el del Rancho Izaguirre, en el municipio de Teuchitlán, documentado como un lugar de entrenamiento del crimen organizado, descubierto durante su gestión y cuya dimensión fue minimizada por las autoridades estatales.

Mientras Alfaro se formaba como director técnico en Europa, en Jalisco aumentaban las cifras de desapariciones, muchas de ellas relacionadas con redes de reclutamiento forzado y violencia sistemática. Familias de desaparecidos, colectivos y organizaciones de derechos humanos cuestionaron en su momento la falta de acciones efectivas, así como el abandono institucional para atender la emergencia.

El caso de Enrique Alfaro representa el perfil de una clase política que, tras ejercer el poder, se retira sin enfrentar consecuencias, mientras en Jalisco persisten los efectos de una administración marcada por la omisión y la falta de justicia. Hoy, mientras continúa la búsqueda de miles de personas desaparecidas, el exmandatario disfruta de una nueva vida en Europa, alejado del dolor y la incertidumbre que aún viven miles de familias en su estado natal.

                                                         
Compartir