¿Línea o verdad incómoda?
Qué andan buscando, reclamando o inventando si me dieron línea o no. Llevo cuarenta años escribiendo columnas periodísticas, empecé a los 14 años, de los cuales llevo 30 denunciando sin tapujos los actos indebidos en la Universidad Autónoma de Nayarit. En vez de molestarse y lanzar pataleos desesperados, deberían demostrar con documentos en mano que sus reclasificaciones salariales se hicieron de manera legal, atendiendo cabalmente una convocatoria abierta y conforme a la normativa universitaria. Porque si no fue así, si estas reclasificaciones resultaron ser favores políticos o «regalos sindicales», no queda otro nombre para esto que corrupción sindical y universitaria.
Más que enojarse y exhibir rabietas, tengan un poco de dignidad: regresen voluntariamente al estatus laboral que les corresponde. Háganlo pronto y háganlo bien, porque esos acuerdos que alegremente firmaron desde la institución ya tenían candados claros impuestos por el Gobierno Federal, que expresamente prohibían nuevas contrataciones y reclasificaciones. ¿O se creen inmunes e intocables a las normas? La moralidad universitaria debe recuperarse, pero para ello, primero deben abandonar el cinismo. A mí nadie me da línea. Va.