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La calma debe imperar en la UAN: es tiempo de reconciliación y justicia laboral

La elección del SPAUAN terminó, pero la crisis continúa. Ni docentes ni trabajadores somos culpables. Es hora de unidad, dignidad y exigencia colectiva.

La elección por el SPAUAN ya concluyó y nos deja muchas lecciones. Hubo agresiones desde todos los frentes, nadie puede curarse en salud, incluso desde antes del arranque formal de la campaña, con ataques dirigidos a ciertos liderazgos para cerrarles el paso a ocupar espacios dentro de nuestras Unidades Académicas, me pongo de ejemplo, su servidor fue blanco de calumnias y boicoteos, desde la entonces dirección de mi plantel, de funcionarios de la administración rectoral y el de la propia dirigencia del SPAUAN, nadie estamos libre de acusaciones.

Pero debemos reflexionar lo ocurrido ayer durante el Tercer Informe de la Rectora Norma Liliana Galván Meza, ya que los discursos de los representantes de las autoridades estatales y nacionales, dejaron claro que las expectativas para nuestra Universidad son altas. La esperanza es salir finalmente de esta profunda crisis financiera y detener los recortes a nuestras prestaciones laborales.

En ese escenario, quiero destacar y reconocer la intervención valiente y contundente de la Secretaria General del SETUAN, la Maestra Helda Alicia Dueñas, quien expresó con claridad el sentir de toda la clase trabajadora universitaria. Habló por todos. Ella puso en la mesa una verdad innegable, por más que se recorte el salario universitario y se apliquen medidas de austeridad, no saldremos de esta deuda criminal si no hay una verdadera y decidida aportación de recursos extraordinarios por parte del Estado y la Federación.

Debo reiterarlo con firmeza, que ni los docentes ni los trabajadores administrativos somos responsables de esta crisis. La solución no está dentro de la UAN, sino en quienes ayer ofrecieron su respaldo institucional, el gobierno estatal y el federal.

Es urgente pasar a un periodo de reconciliación y tolerancia. Y esto también incluye a la Rectora Norma Galván Meza y a su secretariado universitario, cuyas determinaciones, tanto políticas como administrativas, han vulnerado nuestra dignidad y derechos laborales, algunos perdieron su conciencia de clase, se les olvida que dirigen una universidad pública, de carácter social y no de lucro, que en un momento dado dejarán sus cargos y volverán a las aulas, padeciendo las injusticias que ahora implementan. Sus funcionarios se han equivocado permanentemente en sus asesorías para la toma de decisiones.

De Francisco Haro Beas, francamente, no vale la pena hablar. Su testimonio durante el Tercer Informe no tiene peso. Estuvo seis años al frente del sindicato y jamás protestó ni exigió lo que ahora, días antes de irse, dice defender o exigir. Guardó un silencio cínico y nos dejó solos a los docentes.

Aquí recuerdo que cuando un grupo de docentes de Bahía de Banderas le pedimos apoyo para confrontar a la ASEN, porque sus observaciones culminaron en que la UAN tomara decisiones equivocadas que nos afectaron laboralmente, le solicitamos solidaridad para acudir al Congreso y con el propio Gobernador Miguel Ángel Navarro, instancias con quienes sí estuvimos en más de cuatro ocasiones, para hacerles ver su visión equivocada en torno al trabajo administrativo, docente y de investigación, aclararles que no somos obreros de fábrica y que nuestro trabajo es especializado como lo marca la Ley Federal del Trabajo, la Ley de Educación y que no podemos estar sujetos a “evidenciar” el trabajo a como ellos dicen, por horas, puesto que se vulnera la autonomía, que no somos aviadores, ni culpables de la crisis. Pancho Haro simplemente dijo que no. Hoy no tiene autoridad moral.

La Universidad es plural y está conformada por muchas expresiones legítimas. Bahía de Banderas es una de ellas. También están los docentes de Ingeniería Pesquera con el Doctor Marcial Ruiz, Disidencia Universitaria de Sumaya, Ubisha y Angélica Toscano, el grupo del Maestro Aníbal López y los jubilados del Maestro Antonio Aguilar, los docentes de Derecho del grupo de Humberto Lomelí, la nueva asociación de Jubilados «Julián Gascón Mercado», y el representativo grupo que apoyó al Doctor Iván Girón, que con más de 900 votos, les guste o no, ya representa una nueva corriente política dentro de la UAN, por únicamente mencionar algunos.

Todos aspiramos a lo mismo, el rescate de nuestras prestaciones perdidas, el aumento del presupuesto para nuestra Universidad, un salario digno acorde a nuestro esfuerzo, y el fin de las reclasificaciones ilegales que impuso el actual comité sindical.

Ya no busquemos culpables sino soluciones. Esperamos que el nuevo Secretario General del SPAUAN, el Maestro Jorge González, tenga la claridad de reconocer que, aunque ganó, no tiene una mayoría aplastante. Obtuvo 122 votos más, sí, pero eso no le da legitimidad plena si no actúa con apertura, sin miedo y sin repetir el estilo excluyente de Pancho Haro. Debe ser dirigente de todos, incluso de quienes no votamos por su proyecto, porque el sindicato nos pertenece a todos, las cuotas las pagamos todos.

También debe corregir las injusticias cometidas durante la contienda, reincorporar su filiación a quienes fueron excluidos mediante artimañas legaloides y acabar con el beneficio exclusivo a los allegados de los secretarios del sindicato. Le deseo sinceramente que haga las cosas bien, que transite a un sindicato de transparencia con cuentas claras. Que no caiga en el revanchismo político y que construya un verdadero sindicato incluyente, justo y valiente, con todas las corrientes de docentes arriba mencionadas.

Nuevamente: Mi reconocimiento total a la Maestra Helda Dueñas, por su valiente discurso.

Atentamente

Nayar Araiza López

Docente con 29 años de servicio, Consejal Universitario por Bahía de Banderas y miembro del SPAUAN en la Sección 38.

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