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Hunden a alcalde de Teuchitlán testimonios de sobrevivientes

José Murguía fue vinculado a proceso por colaborar con el CJNG en la operación del rancho Izaguirre, estar en su nómina, y proporcionarle seguridad. La FGR señaló que Teuchitlán forma parte de una red de reclutamiento forzado, similar a la descubierta en Tala en 2017.
proceso.com.mx

Los testimonios de sobrevivientes del rancho Izaguirre en Teuchitlán son la prueba principal por la que José Ascensión Murguía Santiago, alcalde del municipio ubicado en la región Valles de Jalisco, fue vinculado a proceso el pasado viernes por el delito de delincuencia organizada agravada por tratarse de un servidor público.

El 3 de mayo, la Fiscalía General de la República (FGR) detuvo al integrante de Movimiento Ciudadano acusándolo de estar relacionado con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que operaba el rancho Izaguirre, donde mantuvo a decenas o cientos de personas privadas de su libertad para convertirlas forzadamente en sicarios. El entrenamiento incluía prácticas con pistolas de gotcha; también eran obligados a desmembrar y quemar los cuerpos de quienes eran asesinados.

“Usted colaboró con ellos, decidió pertenecer, […] las víctimas en ese lugar lo vieron. Fue visto, colaboró brindando seguridad para captar gente privada de su libertad, sobajada, deshumanizada, para que pertenecieran a un grupo delictivo. Lo sabía y no hizo nada”, aseguró la acusación.

La audiencia de vinculación a proceso se realizó los días 3 y 9 de mayo en el Centro de Justicia Penal Federal en Jalisco. De los más de 100 datos de pruebas asentados en los 23 tomos de la causa penal 473/2025 de la investigación por los hechos delictivos relacionados con el rancho Izaguirre, la FGR utilizó los testimonios de Azul, Verde, Rojo y Australia —testigos de identidad reservada, tres de ellos víctimas sobrevivientes— para acusar a Murguía Santiago de brindar recursos humanos y materiales al CJNG, y de estar en la nómina de este grupo delictivo.

Guerreros Buscadores de Jalisco, uno de los cientos de colectivos en México que busca a sus familiares desaparecidos, llegó al rancho el 5 de marzo, tras recibir información anónima sobre la ubicación de varias fosas clandestinas. El predio de aproximadamente 10,000 metros cuadrados, delimitado por una barda, se ubica en el ejido La Estanzuela del municipio de Teuchitlán, a 58 kilómetros de la ciudad de Guadalajara, la segunda más importante del país.

Después de ingresar al rancho y trabajar más de cinco horas en la prospección del terreno, una integrante del colectivo hizo una transmisión en vivo para documentar lo que encontraron: cientos de restos óseos calcinados y enterrados bajo ladrillos y tierra, decenas de cartuchos de grueso calibre percutidos, áreas para entrenamiento físico y táctico, baños desvencijados, una especie de cocina, y un galerón donde decenas de prendas, maletas, zapatos y objetos personales se apilaban ante un altar dedicado a la Santa Muerte. Estos hallazgos evidenciaron que era un centro de confinamiento, entrenamiento y exterminio del CJNG; el colectivo logró hurgar en las entrañas de la maquinaria de reclutamiento forzado que desde hace lustros echó a andar esta organización criminal.

Por el caso Teuchitlán están detenidos José Gregorio Lastra Hermida, el Lastra, ex policías municipales de Tala, y Murguía Santiago, quien fue presidente municipal de Teuchitlán hasta su vinculación a proceso. Al día siguiente, 10 de mayo, el cabildo nombró como alcalde interino a Jaime Alberto Rodríguez Ballesteros.

Policías de otros municipios involucrados

En las audiencias del 4 y el 9 de mayo, los agentes del Ministerio Público plantearon que el rancho Izaguirre está relacionado con una red de reclutamiento de personas encabezada por Gonzalo Mendoza Gaitán, el Sapo o el 90, y bajo sus órdenes estaría el Lastra, quien presuntamente se encargaba de enganchar a jóvenes con falsas promesas de trabajo y reclutarlos de manera forzada para el CJNG. A las centrales de autobuses de Tlaquepaque y Zapopan llegaban las personas en busca de un empleo, y en esos puntos eran desaparecidos para trasladarlos a Teuchitlán.

Los defensores de Murguía Santiago insistieron a la jueza Juana Beatriz Aguilar Jiménez que no podía ser vinculado a proceso solo con base en cuatro testimonios de identidad reservada que “se obtuvieron sin controles judiciales”, por lo que solicitaron desecharlos.

En favor del alcalde, presentaron declaraciones de sus colaboradores, en las que descartaban que pudiera estar asociado con grupos delictivos, lo que según los abogados permitía formular una hipótesis del caso mejor sustentada.

La jueza señaló que la hipótesis de la defensa estaba basada en opiniones, mientras que la presentada por la FGR tenía mayor peso probatorio y permitía reconstruir cómo operaba la red de reclutamiento: atraídos por falsas promesas de trabajo, los jóvenes eran trasladados a los ranchos Izaguirre y La Vega —localizado también en Teuchitlán—; después de obligarlos a cambiarse de ropa, eran maltratados y comenzaban a ser entrenados en el lugar, para luego continuar su adiestramiento en las montañas de la región Valles.

José Ascensión Murguía Santiago, el pasado octubre, en el arranque de su tercer periodo como alcalde de Teuchitlán, después de ejercer el cargo en 2012 y 2021. (Facebook Chon Murguía)

En la primera audiencia, la FGR aseguró que se encontraron restos de huesos con exposición térmica. La versión de que era un campo de exterminio ha intentado ser negada por el Gobierno federal, al afirmar que en el rancho Izaguirre solo entrenaban personas, cuando sobrevivientes declararon en los días posteriores al hallazgo que fueron testigos de asesinatos y eran obligados a incinerar los cuerpos.

Este sistema de desaparición con fines de reclutamiento forzado es casi idéntico a como operaban los campamentos encontrados en Tala en 2017, donde la Fiscalía General del Estado de Jalisco logró liberar a jóvenes que tenían reporte de desaparición y habían sido privados de su libertad para convertirlos en sicarios del CJNG. El entrenamiento incluía asesinar a compañeros, descuartizarlos y “echarlos a los elotes”, esto es, quemarlos encima de leña rociada con gasolina. Quienes lograban sobrevivir eran enviados a otros lugares del país.

La FGR señaló que el entrenamiento en el rancho Izaguirre tenía la finalidad de mandar personas a la “guerra en Zacatecas” y, si alguno de los reclutados se oponía, “lo mataban”. En los límites de Jalisco, Zacatecas, Durango y Nayarit, la población refiere amenazas constantes de grupos delictivos que se disputan esos territorios.

Según uno de los testimonios, en el caso Teuchitlán también están involucrados policías de Tala, Etzatlán y otros municipios de la región Valles, indicó la jueza.

El pasado 29 de marzo, en la audiencia de vinculación de Gabriel “N”, quien fue policía municipal de Tala durante tres meses de 2024, la acusación principal para relacionarlo con el rancho Izaguirre fue el testimonio de un hombre liberado el 19 de septiembre de ese año en el operativo que realizó la Guardia Nacional en el lugar.

Este hombre declaró que tres días antes, cuando circulaba en su moto, lo detuvieron policías de Tala a las 4:30 horas para “hacerle una revisión de rutina”; posteriormente lo llevaron al rancho Izaguirre. No queda claro si tenían libertad para trasladarse al municipio vecino de Teuchitlán o si entregaban a las personas a integrantes del cártel dentro de Tala. Esto coincide con las redes de operación intermunicipales señaladas por la jueza Aguilar Jiménez.

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