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Washington y Nueva York. Ronald Johnson, ex militar de fuerzas especiales y veterano de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) nombrado por el presidente Donald Trump como el próximo embajador estadunidense en México, declaró ayer a senadores que tiene la intención de trabajar en cooperación con el gobierno mexicano sobre migración, seguridad y otros temas de la relación bilateral, pero declinó descartar la posibilidad del uso unilateral de fuerza militar contra cárteles de narcotráfico en territorio mexicano.
Pienso que cualquier decisión de tomar acción contra un cártel en México, nuestro primer deseo sería que se haga en colaboración con nuestros socios mexicanos, afirmó Johnson al comparecer ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado como parte de su proceso de ratificación. Dicho eso, sé que el presidente Trump toma muy en serio su responsabilidad de proteger las vidas de ciudadanos estadunidenses y si se presenta un caso donde las vidas de ciudadanos estadunidenses estén en riego, creo que todas las cartas están sobre la mesa. Agregó: no puedo responder en torno a qué pueda decidir el comandante en jefe basado en la información con que cuente.
La audiencia de hoy –requisito para que primero este comité y después el pleno del Senado ratifique a Johnson como embajador en México– fue en general cordial y estuvo en gran parte dedicada a elogios sobre la carrera de Johnson, primero como oficial militar operando en y sobre América Latina y después como un oficial de la CIA agregado al Comando Sur (Southcom) de las fuerzas armadas de Estados Unidos. También hubo varias referencias y preguntas sobre su periodo como embajador estadunidense en El Salvador durante el primer gobierno de Trump.
No había duda en la sala de que la mayoría de los senadores votarán para confirmar a Johnson en su nuevo puesto, aunque ese proceso podría tardar aún unos meses.
El enfoque de las preguntas de los legisladores fue sobre migración, narcotráfico, comercio, seguridad y corrupción en México. Siento muy positivas las comunicaciones que han ocurrido entre el presidente Trump y la presidenta (Claudia) Sheinbaum, dijo Johnson ante el Comité. Resaltó la reciente expulsión de 29 narcotraficantes a Estados Unidos y aseveró que se han realizado arrestos adicionales de criminales en México como resultado de los interrogatorios en territorio estadunidense a los recién expulsados.
Johnson enfatizó que Sheinbaum ha ocupado la presidencia por sólo unos meses, pero que en ese tiempo hemos visto el reforzamiento de la seguridad contra los cárteles realizado por las autoridades mexicanas. Agregó: estoy escuchando rumores de que algunos integrantes de los cárteles ahora están renuentes de dejar sus guaridas.
Lugar peligroso
Varios senadores repetidamente señalaron a México como un lugar peligroso, con altos niveles de violencia por parte de narcotraficantes y con un gobierno que aún no ha hecho lo suficiente para frenar la migración, el tráfico de drogas o la violencia. A cada pregunta de este tipo, Johnson señaló los avances logrados desde que Sheinbaum asumió la presidencia y enfatizó la necesidad de diálogo y cooperación como ejes de la relación bilateral.
Ante la pregunta sobre la disputa en torno a la empresa Vulcan Materials Company y el gobierno mexicano, Johnson respondió: en torno a la confiscación de propiedad de inversión extranjera en México, es una señal al mundo que espanta a otros inversionistas potenciales, sin entrar en detalles del caso.
Respecto a la disputa sobre el manejo de agua de los ríos Colorado, Tijuana y Bravo, indicó que continuará dando seguimiento a este tema, pero subrayó que Sheinbaum heredó el problema, y añadió que no cree que México logrará cumplir con sus obligaciones dentro de los últimos meses del acuerdo. Entonces, pienso que si aseguramos que el agua sea entregada antes, a tiempo y cumpliendo con el acuerdo hecho, veremos mejoramiento, afirmó.
Johnson también dijo que está anticipando las negociaciones sobre el T-MEC y se comprometió a asegurar un trato justo para las empresas y trabajadores estadunidenses en esas negociaciones. Estoy alentado porque la presidenta Sheinbaum ha dicho que la relación con Estados Unidos es de más alta prioridad que la relación con China, resaltó. A la vez, se refirió en particular a la posibilidad de que México podría atraer nuevas inversiones en empresas que diseñan, ensamblan y prueban microprocesadores. “La mayoría de estas son diseñadas en Estados Unidos, son probadas, empacadas y ensambladas en Asia. Hay una oportunidad para ver si se traslada eso… a lugares en México”, indicó.
La experiencia de Johnson como asesor militar durante la guerra civil en El Salvador donde muchos años después gozó de una buena relación con el presidente Nayib Bukele, además de su trabajo en la CIA, ha generado cierta preocupación en México. Pero el doctor Craig Deare, profesor en la Universidad Nacional de Defensa en Washington y quien fue agregado militar asistente de Estados Unidos en México en los 90, dice que este nombramiento podría ser positivo, particularmente en esta coyuntura de la relación bilateral.
“Estoy cautelosamente optimista. Su ventaja competitiva [de Johnson] es su historia militar y en inteligencia. No es un tipo de comercio. Pero si alguien del lado estadunidense empieza a hablar sobre tomar acción militar en México, él podría ser entre los primeros en decir, ‘no, no hagan eso, mi agregado militar está trabajando en eso, yo como embajador estoy trabajando eso’”, comentó Deare a La Jornada.
El coronel retirado del ejército de Estados Unidos, autor de un libro sobre las relaciones militares entre Washington y México, expuso que para mi libro, hablé con un grupo de ex embajadores en México y todos tuvieron interacciones limitadas con los secretarios de Sedena y Marina. Me sorprendería si Johnson no tiene un buen contacto con ellos una vez que llegue a la embajada en México.