La esteatosis hepática es una condición de riesgo en la salud que puede elevarse si no hay una alimentación correcta, sana y balanceada
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La enfermedad del hígado graso, o esteatosis hepática, se produce por la acumulación excesiva de lípidos en las células del hígado. Este trastorno puede tener origen alcohólico o no alcohólico, y se ha convertido en una condición frecuente; especialmente en personas con sobrepeso, obesidad o síndrome metabólico.
En ese sentido, la alimentación y la ingesta de una dieta balanceada y saludable desempeña un papel clave en su desarrollo y tratamiento, por lo que distintos especialistas coinciden en que ciertos alimentos deben ser evitados para reducir el riesgo de progresión.
Refrescos y galletas: azúcares añadidos y ultra-procesados
Diversos estudios han señalado que una ingesta elevada de azúcares añadidos favorece la acumulación de grasa en el hígado. Productos como refrescos, jugos industriales, bollería, galletas y cereales azucarados contienen fructosa y jarabes de maíz que alteran el metabolismo lipídico. La evidencia sugiere que el consumo habitual de estos ingredientes puede aumentar los niveles de triglicéridos y contribuir al desarrollo de hígado graso no alcohólico.
Pastas y el consumo de harinas refinadas
Alimentos como pan blanco, arroz pulido y pastas elaboradas con harinas refinadas generan un aumento rápido de la glucosa en sangre. Este efecto estimula la producción de insulina y favorece el almacenamiento de grasa en el organismo, incluida la grasa hepática. Sustituir estos productos por versiones integrales permite mejorar el control glucémico y reducir el riesgo de esteatosis hepática.
Empaquetados y precocidos: grasas trans
Las grasas trans, presentes en productos de bollería industrial, aperitivos empaquetados, margarinas y alimentos precocinados, se asocian con mayor riesgo de acumulación grasa en el hígado. Este tipo de lípidos altera los niveles de colesterol y promueve procesos inflamatorios. Por este motivo, distintas guías nutricionales recomiendan eliminar su consumo.
Mantequilla, embutidos y lácteos enteros: grasas saturadas
El consumo excesivo de grasas saturadas también puede influir en la acumulación de grasa hepática. Estas se encuentran en carnes procesadas, embutidos, mantequilla, quesos curados y lácteos enteros. Aunque su impacto es menor que el de las grasas trans, su ingesta elevada se vincula con alteraciones en el perfil lipídico y resistencia a la insulina, condiciones asociadas con el hígado graso.
La ingesta de alcohol en el cuerpo
El alcohol, incluso en cantidades moderadas, ejerce una carga directa sobre el hígado. Su metabolización interfiere con los procesos normales del órgano y favorece la acumulación de grasa. En personas con diagnóstico de esteatosis hepática, el consumo de bebidas alcohólicas puede acelerar el daño hepático.
¿Cómo prevenir este padecimiento de forma natural?
La evidencia científica indica que una dieta rica en vegetales, frutas, legumbres, granos enteros, pescado y grasas insaturadas —como las presentes en aceite de oliva y frutos secos— puede contribuir a prevenir la acumulación de grasa en el hígado. Sin embargo, la exclusión o reducción de los alimentos mencionados sigue siendo una medida esencial dentro del abordaje nutricional del hígado graso.
Es importante tener siempre la opinión de fuentes expertas en nutrición y tratamiento médico para que las nuevas instrucciones de alimentación saludable no repercutan en otras áreas del organismo.