El documental “Speaking out”: violencia s3xual hacia los hombres

Según estudios, la victimización va ligada al género femenino, relacionado con lo débil. Por tanto, los varones no denuncian los hechos. Ésa es la singularidad del filme, recién proyectado en México, del cual habla su equipo.

proceso.com.mx

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El documental Speaking out (Alzando la voz,  Estados Unidos, 2024) dirigido por John Solis, denuncia el abuso sexual hacia los hombres, un problema del cual se habla poco, y “así se rompe el silencio y se ofrece esperanza y solidaridad a quienes han sufrido lo mismo”.

El además actor Solis (California, Estados Unidos, 1979) resalta a Proceso que el largometraje no es sólo un testimonio de la fortaleza de sus protagonistas, “sino un llamado a la acción para que la sociedad escuche, comprenda y apoye a quienes están listos para hablar y sanar”.

En la cinta, tres hombres, Jose (sic) Ramos, Charlie Harding y Rigardo Rigness Rush, comentan lo que les ocurrió para resolver su pasado emocional. Los dos primeros fueron violados sexualmente, y el último marginado por su madre, escuela y religión por ser gay, y pensó en el suicidio.

Solis, quien estudió en la Escuela de Cine de Los Ángeles, comenta, tras la proyección de Speaking out en el Cine Linterna Mágica del IMSS, en el marco del Festival Internacional de Cine MICMXIFF -efectuado del 27 de marzo al 2 de abril de este año:

Me siento muy orgulloso. Siempre que hago una premier o lo exhibo, me pongo muy nervioso, no tanto por el qué va a suceder, sino porque es un proyecto al que le agarré mucho cariño. Una de las razones por la cual estoy muy apegado a él es porque yo también fui víctima de trauma, y al enfrentarme a ello pude navegar con este proyecto y poder contar las historias de estas tres personas con supervisión, cariño, amor, delicadeza y respeto más que nada. Nos encontramos con qué tanto podíamos enseñar sin que fuera vulgar, y me siento muy, muy orgulloso de lo logrado.

La producción es de Jose Ramos, Miguel Ángel Caballero, Luis Antonio Aldana, Roxy Amézquita y Víctor De La Torre.

En la exhibición estuvo presente Cédric Lamouche, titular de Survivors Men’s Project A.C, una red de personas determinadas a crear un mundo más seguro. Nació en México en 2020 a través de la colaboración de víctimas, familiares, psicólogos, y trabajando con otras organizaciones con la finalidad de informar, prevenir y romper el silencio que existe hacia los hombres que han sido víctimas de violencias sexuales.

Lamouche, Ramos, Solis. Para una sola historia. Foto: Columba Vértiz.

Se lee en su sitio web:

“En México, durante 2023, el 92.3% de los casos atendidos correspondió a niñas, adolescentes y mujeres, mientras que el 7.7% restante, a niños y adolescentes hombres; sin embargo, estudios revelan que los hombres podrían representar un 10% o más de las víctimas. Las adolescentes de 12 a 17 años fueron las más afectadas, representando el 75% de los casos. Los niños y niñas menores de 12 años constituyeron el 23.6% del total.

“En México la impunidad prevalece en los casos de abuso sexual infantil. De cada mil casos, se denuncian cien. De ellos sólo 10% llega a presentarse ante un juez, y únicamente 1% recibe sentencia condenatoria”.

En tanto, la página en internet National Sexual Violence Resource Center difunde:

“Cuando se trata de agresión, abuso y acoso sexual, a los hombres se les enseña a no identificarse como víctimas. Se tiende a enseñar a los hombres a suprimir las emociones, evitar la vulnerabilidad y a no pedir ayuda. Los hombres pueden sentir la necesidad de guardar silencio sobre su abuso debido a la creencia internalizada de que los hombres no pueden ser víctimas, o que los hombres no deben expresar debilidad.

“Este tipo de socialización representa la victimización como algo femenino, y utiliza la vergüenza como una herramienta para suprimir comportamientos y sentimientos asociados con la feminidad. Evitar la feminidad y practicar roles de género masculinos estereotipados ayuda a los hombres a mantener el poder, o al menos la percepción de lo que podrían significar el poder y la seguridad.

“Cuando un hombre quiere pedir ayuda respecto a su victimización y sanación, es posible que no tenga las palabras para entender o hablar sobre lo que sucedió. Los hombres pueden incluso expresar una actitud de que la violencia sexual ‘no es gran cosa’”.

La valentía de dar la cara

Ramos, nacido en Michoacán, México, pero emigrado a Estados Unidos a la edad de nueve años, es el fundador y presidente de Impulse Group Globally, una organización dedicada a construir una comunidad más fuerte y saludable para hombres gay. Opera en 26 ciudades de 13 países. Cuenta en el documental la historia de cómo fue drogado y agredido sexualmente e incluso grabado en video sin su aprobación. Enfatiza en la charla en el Cine Linterna Mágica:

“Cuando empezamos con el proyecto se contemplaba efectuar la historia de ser gay en Estados Unidos, pero analizamos y concordamos que eso ya se ha contado muchas veces. Con la pandemia se empezó a hablar de los suicidios de la gente de la comunidad gay, y el documental dio un giro. Yo nunca iba a ser parte, pero cuando empezamos a buscar muchachos que platicaran de sus historias, no encontrábamos muchos que aceptaran aparecer en la cinta. Y poco a poco el largometraje se empezó a dar y terminamos así. La violencia sexual era un tema que no lo había escuchado, ni visto en un filme”.

Solis narra que Ramos y su equipo le dieron la oportunidad de empezar el proyecto:

“Tratamos de buscar varias historias, encontramos muchas, aproximadamente me llegaron como 170 cintas. Me tocó conocer muchísimas historias que no quisiera ni revivir, pero cuando les dijimos que debían dar la cara, el 95% se negó. Querían que se les cubriera el rostro o que su historia fuera recreada con actores, pero no querían dar la cara. Creo que ese fue uno de los obstáculos prematuros que enfrentamos.

“Para los que participan en el documental fue muy difícil hablar. Vi cuando cada uno de ellos entró derrotado, pero luego fue algo bello, hermoso. Y allí dijimos: ‘Esto puede tener una voz’. Esto le ha sucedido a una inmensidad de personas, mujeres, hombres, niños, trans, o sea, hay muchísima gente en esas circunstancias”.

Ramos interviene:

“Muchos me interrogan: ¿qué siento cuando me veo en la pantalla grande? Pero desde hace años que ya no me identifico con esa versión de Jose, pasó hace ocho años, ya no soy él, me dejo ir para estar donde estoy. Hoy miré el documental por primera en pantalla grande, y miro esa versión con una empatía y con amor. Esa versión de mí le batalló para poder dejar que yo estuviera aquí hoy”.

Escena como metáfora del peligro. Foto: Cortesía producción “Speaking out”.

A Solis se le pregunta cuál es su sentir de que se proyecte por primera vez Speaking out en México tras su estrenó en el Festival Internacional de Cine Latino de Los Ángeles 2024, y platica:

“Lo inscribimos ya a los festivales internacionales de Cine de Guadalajara, Morelia, Guanajuato, Los Cabos, en fin, además estamos platicando de llevarlo a Europa. Sé que es algo impactante, pero espero que les haya gustado”.

-El documental muestra cómo las víctimas se echaban la culpa de lo que les pasó. ¿Qué les dice a los sobrevivientes de eso?

-Pienso que echarse la culpa automáticamente viene ahora sí con el paquete. El documental muestra a tres personas que han vivido un trauma de una forma u otra, y el que esté su voz es porque ya no se echan la culpa y trabajan contra todos los prejuicios. El mensaje es que sí se puede, o sea, al final estamos aquí, estamos de pie. Igual, se requiere mucho de sí mismo. No nos vemos tanto adentro, pero necesitamos rascarle un poquito y avanzar hacia adelante.

Ramos revela:

“Personalmente es muy difícil. Yo tengo familia, hermanos y mi mamá, quien hasta ahora no sabe, y siempre tengo miedo de que se dé cuenta, porque está muy grande de edad y no quiero causarle sufrimiento, pero deseo que cuando un chico me vea, se pueda identificar con lo que pasé. Y si no tiene el privilegio que yo he tenido de hacer un documental o contar con amistades o tomar terapia, que vea en mí que hay esperanza.

“Mi responsabilidad es darles un poco de voz. Porque a mí me hubiera gustado que al principio alguien me hubiera dado un poco de voz, y nadie me la dio. Es reiterar que vean que pueden seguir adelante, que no se acaba la vida. Y tener el coraje de sobrevivir”.

Lamouche, por su parte, manifiesta que los primeros en retirarse (“me refiero a mi caso”) fueron las personas que él pensaba cerca, incluso familiares: “Desafortunadamente los amigos cuando ven que la cosa se pone pesada, se van”.

En México, según indica el titular de Survivors Men’s Project, sólo uno de cada 10 hombres habla sobre las violencias sexuales que se han ejercido en su contra, y muy pocos las denuncian; la inmensa mayoría calla las agresiones que sufrieron por pena o miedo.

Solis recomienda que sigan a esa asociación civil, que se halla en la Ciudad de México. Y Ramos enfatiza que con su organización Impulse Group Globally empezó un programa tanto ahí como en Guadalajara para ofrecer servicios de terapia gratuitos a hombres que están sufriendo de cosas similares a las que vieron en el filme, “porque entiendo que es muy caro y muy complejo”.

-En el documental Ramos delata lo mal que lo tratan las autoridades al denunciar la violación sexual que sufrió. Es como en México con las mujeres, ¿verdad? -se le pregunta a Solis.

-Desafortunadamente sucede. Eso le pasa a Jose en San Francisco, Estados Unidos, y se supone que es una ciudad abierta gay, y lo trataron como si él hubiera sido el agresor y no la víctima.

Por ello Ramos aclara:

“El caso lo abrí y por un año y medio llegamos al punto de ir a la corte. Y cuando iba a entrar, me dijo mi abogado que la probabilidad de que pasara algo a mis agresores era del 20%. Que si deseaba revivir todo, ya que no les iba a pasar nada, porque es tan difícil de comprobar y especialmente como hombre. Lo dejé, no seguí adelante.

“He conocido gente, varones, desde que empecé a hacer este proyecto en Estados Unidos y me cuentan lo mismo: van a la policía, los tratan mal o y les mencionan que son los del problema, en fin. Y no hacen nada. En todos lados es igual o peor, incluso en Estados Unidos”.

                                                         
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