Por Nayar Araiza López
Bots en coreano, verdades en español
• El sabotaje digital contra Héctor Santana confirma que el trabajo bien hecho causa pavor en los de siempre.
• Mientras los artífices de la guerra sucia presumen su arsenal asiático, Santana recorre colonias, entrega obras y avanza expediente por expediente. Mata grilla con obras, y especulación con cifras.
Dicen que la red no miente, pero sí se alquila. Basta asomarse a cualquier transmisión en vivo del presidente municipal de Bahía de Banderas, Héctor Santana García, para tropezar con una muralla de “me enoja” en hangul y retahílas en mandarín simplificado. No seamos ingenuos, cuando las opiniones provienen de perfiles fabricados en los sótanos de Corea o Taiwán a quemarropa, no estamos ante ciudadanos indignados, sino ante una legión de bots con recibo de honorarios incluido.
¿A qué le temen quienes pagan por encapsular el debate público en spam multinacional? A los números, simple y llanamente. Porque mientras las huestes digitales reparten veneno, acá en la tierra firme los indicadores son tercos: calles pavimentadas, uniformes para la policía de primera, inversión histórica en obra pública y, lo que más duele a la vieja guardia, una aprobación social que rebasa los linderos del municipio y se adentra en territorio estatal. El joven profesionista de Valle de Banderas ha convertido la atención ciudadana y los resultados en hechos ya acciones de gobierno tangibles y medibles en argumentos sólidos; y eso, para los operadores del lodo, es imperdonable.
La estrategia es tan burda que apenas deja huella, comentarios clonados, ortografía de traductor automático y, por si fuera poco, la puntual coincidencia de que esos perfiles recién nacen cuando Héctor Santana pulsa el botón de “Transmitir en vivo”. No se necesita pericia forense para advertir la manufactura industrial de la difamación. Lo que sí se necesita —y al parecer escasea en la trinchera contraria— es un proyecto político que compita con resultados, no con trolls a destajo.
Mientras los artífices de la guerra sucia presumen su arsenal asiático, Santana recorre colonias, entrega obras y avanza expediente por expediente. Mata grilla con obras, y especulación con cifras. A fin de cuentas, el pavimento no se borra con un “hashtag” y una línea de código.
Aquí, el único algoritmo que importa se llama realidad: si el presidente municipal mantiene el paso, su nombre resonará inevitablemente en la carrera por la gubernatura de Nayarit. Y que no vengan luego con el cuento de la sorpresa; la campaña de bots, con toda su torpeza exótica, es ya una confesión anticipada del miedo que les provoca.
Al tiempo. Porque los mismos que hoy alquilan perfiles en Taipei volverán mañana —en perfecto español— a pedir obras que sí se construyen con ladrillos, no con caracteres incomprensibles. Para entonces, quizá descubran que los likes falsos no tapan los baches… ni las ambiciones propias. Va.