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Ciudad del Vaticano. Los cardenales que participarán en la reunión secreta para elegir a un nuevo papa comenzaron a registrarse en dos hoteles del Vaticano este martes, donde se les prohibirá el contacto con el mundo exterior mientras deciden quién debe suceder a Francisco.
El cónclave comenzará a puertas cerradas en la Capilla Sixtina el miércoles por la tarde y todos los cardenales menores de 80 años podrán votar sobre quién debe ser el próximo líder de la Iglesia católica, de mil 400 millones de miembros.
Se considera que la contienda para suceder a Francisco, fallecido el mes pasado, está muy abierta. Aunque se han citado los nombres de algunos posibles favoritos, varios de los 133 cardenales que se espera que voten en el cónclave han dicho que no saben quién será el próximo papa.
«No tengo ninguna conjetura», dijo el cardenal Robert McElroy durante una visita a una parroquia en Roma el lunes por la noche.
El proceso del cónclave es «profundo y misterioso», dijo McElroy, arzobispo de Washington D.C. «No puedo dar ninguna pista sobre quién está por venir», afirmó.
Algunos cardenales buscan un nuevo papa que continúe con el impulso de Francisco por lograr una Iglesia más transparente y acogedora, mientras que otros buscan un repliegue a raíces más tradicionales que primen la doctrina.
Los cónclaves suelen durar varios días y se celebran varias votaciones antes de que un aspirante obtenga la mayoría de dos tercios necesaria para convertirse en pontífice.
Durante el periodo del cónclave, los cardenales votantes se alojarán en dos casas de huéspedes del Vaticano y prestarán juramento de no mantener contacto con nadie que no participe en la votación secreta.
Francisco tuvo como prioridad nombrar cardenales de países que nunca antes los habían tenido, como Haití, Sudán del Sur y Myanmar.
Este cónclave será el de mayor diversidad geográfica en los 2 mil años de historia de la Iglesia, con la participación de clérigos de 70 países.
El cardenal japonés Tarcisio Isao Kikuchi dijo al diario La Repubblica que muchos de los 23 cardenales de Asia que participarán en el cónclave planean votar en bloque.
Kikuchi contrapuso su estrategia a la de los 53 cardenales europeos, conocidos por votar por países u otras preferencias personales.
«Los asiáticos somos probablemente más unánimes a la hora de apoyar a uno o dos candidatos (…). Veremos qué nombre sale como candidato principal», dijo Kikuchi.
La alta tecnología en la Capilla Sixtina para mantener el secreto del cónclave
Los técnicos del Vaticano están ultimando los detalles de lo que el miércoles se convertirá posiblemente en el búnker más hermoso del mundo, asegurándose de que lo que ocurre en la Capilla Sixtina se queda en la Capilla Sixtina.
Este miércoles por la tarde, unos 133 cardenales menores de 80 años entrarán en fila en la capilla adornada con frescos del maestro renacentista Miguel Ángel para participar en un cónclave secreto en el que se decidirá quién será el próximo papa.
Caminarán sobre un suelo recién instalado y elevado para proporcionar una plataforma sin juntas con la base del altar, que está varios escalones más alto que el resto de la capilla.
Lo que pueda haber bajo ese suelo provisional, aparte del cableado para la electricidad y los sistemas de sonido, depende del funcionario vaticano con el que se hable.
Puede o no albergar dispositivos de interferencia. Los dispositivos también pueden estar cerca de las ventanas superiores de la capilla, que tiene unos 20.1 metros de altura.
Los funcionarios se han contradicho en ocasiones. Los detalles, después de todo, se supone que son un secreto, quizá incluso para ellos. En lo único que todos están de acuerdo es en que están ahí, aunque, como el Espíritu Santo que se supone que inspira a los cardenales, no se les pueda ver.
Otras medidas de seguridad para asegurarse de que nadie está escuchando a escondidas o intentando sacar información incluyen, al parecer, una película en la ventana para bloquear las cámaras de los drones y unas baldosas especiales para bloquear las señales de los teléfonos móviles, que de todas formas están prohibidos.
En el último cónclave, en 2013, se informó ampliamente de que se había instalado una jaula de Faraday. Estos dispositivos pueden mejorar la seguridad de las comunicaciones al blindarlas contra los campos electromagnéticos.
El lunes, la oficina del gobernador de la Ciudad del Vaticano envió una lacónica nota dirigida a sus «estimados clientes» informándoles de que las torres de telefonía móvil del Estado soberano más pequeño del mundo se desactivarán a las 15:00 horas del miércoles y estarán apagadas hasta después de que se anuncie el nombre del nuevo pontífice.
No obstante, la pequeña ciudad-estado está rodeada por Roma y no está claro si el Vaticano tomó alguna medida para bloquear las conexiones con las torres telefónicas fuera de sus murallas.
Los cardenales votarán en la capilla hasta cuatro veces al día. Los trabajadores del Vaticano instalaron la semana pasada una chimenea en la capilla, que se utilizará para quemar las papeletas. El humo negro indicará al mundo exterior que no se ha tomado ninguna decisión, el blanco anunciará que se ha elegido al papa número 267.
Protegidos “en todo momento”
Los cardenales se alojarán en la residencia de Santa Marta, un hotel de unas 130 habitaciones, y en una residencia adyacente más antigua.
La residencia principal de Santa Marta fue desalojada de sus huéspedes y residentes de larga duración la semana pasada para que el personal de seguridad pudiera realizar un barrido electrónico de la zona.
Se cerró la puerta principal y se colocó un cartel que indica a los cardenales que usen una entrada lateral a la izquierda, según un huésped reciente que habló bajo condición de anonimato. La señal de Wi-Fi dentro de la residencia era mucho más débil de lo normal el lunes, agregó.
Otra fuente, un antiguo funcionario del Vaticano, dijo que la ciudad-estado tiene sus propios sistemas para detectar drones y recibe asistencia regular de Italia.
Gendarmes vaticanos y guardias suizos de paisano escoltarán los autobuses que trasladarán a los cardenales entre la residencia y la capilla. Si lo desean, los prelados podrán recorrer a pie la corta distancia, rodeando la parte trasera de la basílica de San Pedro.
«Se creará una envoltura protectora alrededor de los cardenales en todo momento», dijo una fuente conocedora de algunos de los procedimientos de seguridad. «Si deciden pasear por los jardines o fumar fuera, nadie podrá acercarse a ellos».
Los ayudantes, incluidos sacerdotes, cocineros, limpiadores, choferes y otros asistentes, ya han prestado juramento de «guardar absoluto y perpetuo secreto» sobre cualquier cosa que puedan ver u oír.
La pena por no guardar el secreto hasta la muerte es la excomunión automática de la Iglesia.