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Unas 200 especies acuáticas con potencial invasor han sido identificadas en ecosistemas de aguas continentales, lagunas costeras y zonas litorales de México, lo que representa un riesgo para la biodiversidad y las comunidades naturales, advirtió Yuri Okolodkov, investigador del Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías de la Universidad Veracruzana.
“En un estudio realizado en 2007 identificamos tres especies particularmente problemáticas: el pez león, extendido en el Golfo de México; la medusa Cassiopea, que afecta manglares y lagunas costeras, y la macroalga verde Caulerpa taxifolia”, explicó en entrevista con La Jornada.
El científico, quien ha dedicado más de 51 años de trabajo a la biología marina, detalló que los organismos invasores se propagan tanto por procesos naturales, incluidas las corrientes marinas o las aves migratorias, como por actividades humanas.
Entre las causas humanas están el agua de lastre de los barcos, incrustaciones en cascos de barcos, e incluso personas que liberan peces, tortugas o plantas acuáticas en cuerpos de agua naturales.
En entrevista por separado, Morelia Camacho Cervantes, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México, destacó que estas poblaciones alteran los ecosistemas naturales y pueden causar graves problemas ecológicos, económicos y de salud.
El pez león, por ejemplo, afecta la pesca y la biodiversidad de los arrecifes al depredar juveniles de importancia comercial y clave para los ecosistemas, comentó.
Medidas incipientes
La científica también apuntó que las medidas de prevención y control en México son incipientes.
La Secretaría de Marina es el organismo encargado de las regulaciones que conciernen la prevención y manejo de especies invasoras. Si bien existen directrices para controlar su movimiento de un puerto a otro, están en continuo proceso de revisión, acotó.
Entre las medidas para evitar su propagación en entornos marinos, se exige a las embarcaciones realizar limpieza frecuente del casco y aplicar un recubrimiento con pintura antincrustante.
Okolodkov detalló que desde 2017 México ha firmado acuerdos como parte de la Organización Marítima Internacional para el manejo del agua de lastre. Sin embargo, aún faltan disposiciones específicas para los 118 puertos y terminales del país.
Camacho Cervantes mencionó que en países como Ecuador, particularmente en las Islas Galápagos, se han tomado medidas estrictas para evitar la introducción de especies invasoras. Allí se ha impedido la entrada de embarcaciones extranjeras que no cumplen con los requisitos de limpieza del casco o del agua de lastre.
Sobre los desafíos en la investigación y el manejo de bioinvasores marinos, Okolodkov destacó que la mayoría de los estudios se han centrado en especies terrestres.
No podemos determinar si una población es invasora si no conocemos la flora y fauna local. En México hay grandes deficiencias en este conocimiento. Sólo si conocemos lo que hay en nuestros ecosistemas podemos detectar invasores, explicó.
Subrayó la importancia del trabajo de los taxónomos de la flora y fauna marina, mientras Camacho Cervantes enfatizó que muchas estrategias de control han sido ineficientes, incluso contraproducentes.
En Florida se organizó la caza con arpón del pez león para reducir sus poblaciones. Ahora estos peces han aprendido a evitar a los buzos, refugiándose a mayor profundidad. Con el tiempo, es probable que toleren profundidades aún mayores, explicó Camacho Cervantes.
Ambos investigadores coincidieron en la necesidad de tener más información sobre las especies en entornos marinos para distinguir a los invasores. Resaltaron la importancia de capacitar a oficiales de puerto, prestadores de servicios turísticos y comunidades locales para que identifiquen organismos invasores y contribuyan a su manejo y erradicación.
Citaron el caso de los puertos deportivos de Darwin, en Australia, donde la detección temprana del mejillón exótico Mytilopsis sallei, conocido como mejillón rayado negro, permitió implementar un programa de contención y erradicación exitoso.
Las personas en contacto con estos ecosistemas deben tener el conocimiento necesario para identificar animales invasores y tomar medidas adecuadas, concluyó Camacho Cervantes.